jueves, 9 de abril de 2009

MI SOBRINA Y LA MADRE QUE LA PARIÓ


Hay cosas que siempre me despiertan una sonrisa. Una de ellas es mi sobrina. La niña con más personalidad que he conocido nunca, es trabajadora, muy tenaz, inteligente, cariñosa, sonriente y preciosaaaaaaaaaaaaa. Tiene a quien salir.

Mi hermana es una mujer con mayúsculas. La admiro y la quiero a partes iguales. Tiene una capacidad increible de tomar buenas decisiones en todas las áreas de su vida. Su trabajo consiste en eso y no me extraña que la valoren tanto. Su buena suerte no es casualidad.

No es ella de dar lecciones, como es lista sabe que cada uno tiene que hacer su vida y que no todos sienten y padecen de la misma manera. Y eso me incluye a mí. Pero yo no me canso de pedirle consejo y contarle mis ocurrencias sin miedo a que me juzgue, o tal vez deseando que lo haga :) Le cuento hasta las cosas que sé que no quiere oir porque como hermana mía que es tiene ciertas responsabilidades y una de ellas es escuchar las insensateces de su Sis. He aprendido a entender sus silencios y sé que con ellos mi hermana me dice cosas. Y yo las entiendo.

Somos muy distintas, ella tiene la mala leche que a mí me falta y yo mucha paciencia con la gente (también con lo que no es gente). Incluso con la que no me gusta demasiado. Es fuerte y decidida, yo me ahogo en un vaso de agua y nado en mares de dudas. A mí me encantan los animales y a ella no, nada. Ella sigue caminos rectos y yo me pierdo en las rotondas. Ella 'tetona' y yo 'culo grande'.

Pero también hay muchas cosas que nos unen (además de la sangre que corre por nuestras venas). Somos de hacer las cosas bien, agradecidas, nos gusta juntarnos en la cocina, hacer manualidades, compartir lecturas, noticias, cotilleos, acertijos, películas, modelitos, filias y enemistades.

Ya le he perdonado que de pequeña no le gustara jugar con muñecas y que se hubiera echado novio cuando yo aún no entendía qué le podía ver a los chicos de interesante (más tarde lo comprendí toooodo). Nunca le agradeceré lo suficiente las miles de llamadas telefónicas de apoyo cuando parecía que mi mundo se venía abajo.

Claro que hay cosas de ella que no me gustan tanto, da unos besos fríos y húmedos, a veces le pierde su temperamento y no soporto que me mande (que madre no hay más que una). Pero la quiero. Y aunque Alba haya conseguido que la ignoremos cuando atraviesan juntas la puerta de salida del aeropuerto...en mis ojos siempre habrá una mirada furtiva de 'bienvenida Sis'.

4 comentarios:

Eva dijo...

¡uy, gracias!

Pilar dijo...

Guapas! (Y listas!!)

Lucía dijo...

que bonito!!! jejeje... a mi me gustaría tener una sis así ( por cualquiera de las dos...)
Un beso

mxg dijo...

y que es de Diana, que cortaste de la foto???