miércoles, 20 de enero de 2010

¿PARA QUÉ SIRVO?

Yo, que me considero (no sin cierto sentimiento de culpa), una individualista sin remedio (o con difícil remedio), poco o nada comprometida con las causas ajenas...me planteo de vez en cuando mi función en el universo y la utilidad de mi presencia en este mundo para el resto de la humanidad. Siento por momentos la necesidad de sentirme necesitada. Quiero ser la primera persona a la que alguien llame cuando está en apuros, quiero escuchar que sin mí la vida de alguien no tiene mucho sentido (y que sea verdad) y que por una o varias razones este mundo es mejor con gente como yo. Purito egoísmo, lo sé.
Soy una buena persona, y lo digo así, sin reparos ni falsas modestias. Muy poca gente puede decir que le he hecho daño y sí así ha sido no dudo que fue algo involuntario e inevitable, tan segura estoy de mi falta de maldad.
Pero no ser mala no llega para ser útil. No ser mala no es tan difícil, casi no requiere esfuerzo y a veces es sólo cuestión de pereza o falta de energía. Esto hay que cambiarlo. Quiero ser una buena persona activa. Buena con iniciativa. Consciente de que puedo ayudar y decidida a hacerlo. Sólo la idea de que no haré nada desinteresadamente, ya que al final busco mi propia satisfacción, me hace dudar de la validez de mis razonamientos. Pero si no lo pienso, creo que merece la pena.
¿Te puedo servir para algo?

viernes, 15 de enero de 2010

FRÍO

En el pueblo sin peregrinos estoy descubriendo el significado de la palabra frío. Nada que ver con tener que ponerse una camiseta termolactil o tener que echarle unas gotas de aguardiente al café para templar el cuerpo.
Esto es otra cosa. Es usar el abrigo de plumas como bata de casa y aguantarse las ganas de mear durante horas por el pavor que me produce bajarme los pantalones en un baño en el que el aire, por frío, corta la respiración. Es dormir con pantis, leggins, calcetines, pantalón de pijama, camiseta de cuello cisne, camiseta de pijama, chaqueta de lana, cinco mantas (ni una más ni una menos) y no sudar ni una gota.
Es tener que poner la botella de aceite encima del radiador para que recupere su estado líquido y poder aliñar la ensalada. Es que un pequeño calefactor se haya convertido en mi mejor amigo y me acompañe por toda la casa como si de una mascota fiel se tratara; creo que estoy empezando a desarrollar sentimientos por el aparato en cuestión.
Frío es no sentir calor. Es poder decir, cada minuto del día (o casi), tengo frío.
Pero paradójicamente (o no) me estoy volviendo caliente por dentro. Destilo amor, mi corazón absorbe con avidez cualquier muestra de afecto y la devuelve multiplicada. Disfruto del calor humano (literal y figurado), me apetece comunicarme, tocar, besar, oler, sentir. Busco el contacto que me aporte esa dosis de calorías que se me escapan.
Soy como el helado frito de los chinos, pero al revés. Estoy frita por dentro y congelada por fuera.
Y me gusta, adoro los contrastes.

lunes, 11 de enero de 2010

ES UNA EXPERIENCIA RELIGIOSA...


Ir al pueblo por el que sí pasan los peregrinos es casi místico. Sé cuando llego pero no cuando voy a regresar. La ronda por los bares no tiene principio ni fin, empiezas en uno, continúas en el de al lado y cuando te quieres dar cuenta has pasado tres veces por cada uno. Entre cerveza, chourizo, vino, chourizo, cerveza...se producen conversaciones extrañas que intuyo más que entiendo...descubrí que pueden exitir barrios (bien diferenciados) en una aldea de cinco casas y que uno es el de la mala vida, el de mujeres y hombres perniciosos y otro el beato (supongo que se compondrá de la iglesia y poco más).
Voy con cinco euros en el bolsillo y vuelvo con tres ¿cómo?, no lo sé. O siempre hay alguien que paga o es que aún funciona el sistema de trueque y yo no me entero. Lo investigaré.
Me gusta ésto. Un pequeño trozo de infierno (por caliente y pecaminoso) en el cielo (por blanco y a la altura de las nubes).

jueves, 7 de enero de 2010

LEER

Tengo muchos días como hoy, quizás no muchos, pero me da la sensación de que más que la media. Días en los que la vida se me antoja muy rara y en los que nada parece tener sentido. Días en los que pienso que la muerte parece ser lo único real en la vida. Antes me angustiaban, me daba por llorar o por martirizarme con pensamientos negativos. Ahora los dejo ir y leo. Porque leer es la única actividad que aún no teniendo ninguna función práctica para nadie que no sea yo me hace sentirme útil y que me relaja el alma. Y no puedo decirlo de otra manera ni mejor, me relaja el alma.
Los días como hoy me apetecen abrazos. O me apetece EL ABRAZO. Hoy he descubierto que EL ABRAZO no tiene por qué ser físico y que no necesito sentirlo en mi piel. Hoy una señora que no conozco, con mucha más experiencia que yo en la vida e intuyo más sabiduría, me ha dado ese abrazo a través de un libro, saltando de las páginas y reconfortándome. Haciéndome sentir que no estoy sola.
Sintiendo que hoy era uno de esos días decido tumbarme en el sofá y leer mi libro recién comprado. Y ahí estaba el abrazo, en forma de párrafo simple en el que no se me decía nada nuevo pero que se me decía lo que yo quería leer:
" Y en esta etapa final, he constatado definitivamente que la vida humana no parece tener mucho sentido -y, si lo tiene, escapa a nuestra comprensión, que viene a ser lo mismo-, que la vida es un disparate, que es cierto que los hombres mueren (todos) y que (la inmensa mayoría) no son felices, y, lo que es peor, que no entendemos lo que nos está ocurriendo, pero sabemos que ocurre algo que no entendemos: al contrario del resto de los animales, el ser humano es lo bastante listo para plantearse las grandes, las eternas preguntas, pero no para hallar respuesta a las más insignificantes de ellas, lo cual resulta como mínimo irritante [...] Y, sin embargo, me alegro de haber nacido, y, aunque la vida que llevamos los hombres en el planeta Tierra sea (para unos más que para otros) loca, entendí muy pronto que no iba a disponer de otra y que lo mejor sería devorar ésta con glotonería, ávida de todos sus sabores, de todo cuanto pudiera ofrecerme, que ha sido mucho.[...] Si, cosa que no creo, soy consciente en el momento de mi muerte de que me estoy muriendo, me reconfortará pensar que nada me he perdido por prudencia o pereza, que le he arrancado a bocados a la vida cuanto ha puesto a mi alcance."
Y aquí me encuentro, en el camino de entender que no voy a disponer de otra vida.
A vivir pues :)