martes, 25 de agosto de 2009

SI NO ES QUE...

no me apetezca escribir, o que no tenga cosas que contar...es sólo que no encuentro momento ni lugar, sobre todo lugar. Parece que mi vida se basa en extremos; las cosas o me pasan mucho, en grandes cantidades o directamente no me pasan nada. Después de meses de soledad rozando lo insano, sufro por encontrar el momento de estar conmigo misma y con nadie más.

Estoy sentada en el váter, escuchando como mi sobrina ve a Pocoyó en la tele, el ruidito de unos chorizos friéndose en la cocina y a mi padre gritando para saber si mi cuñado está listo para ir a tomar unas tapas. Y tengo que escribir rápido para que no se me agote la batería o para que a nadie le entren ganas de mear.

Querer estar sola no quiere decir que me moleste estar con gente. Compartir habitación con mi sobrina es genial, que vengan mi hermana y mi cuñado a vistarnos es maravilloso, tener a los papis tan cerca tiene muchos pros. Pero necesito como nunca tener mi vida, mi espacio, mi rutina, mis razones y mis planes. Necesito ser yo. Ni hija, ni tía, ni hermana, ni cuñada, ni amiga.

Necesito irme.

Y quedarme.