El otro día estaba hablando con mi novio y recordé una de las múltiples injusticias a las que me veo sometida en mi trabajo cada día. Con el acaloramiento e indignación que me producía recordar la poca vergüenza con la que un encargado obviaba mis derechos salió de mi boquita (textualmente) la siguiente frase:
Que te crees mamón? me meo en tu cara, gilipollas!
Repito: me-meo-en-tu-cara-gilipollas
A mi novio, que sabe de sobra que yo para la cosa del hablar soy muy fina, se le escapó un grito ahogado y dejó de respirar un minuto como mínimo. Yo pegué un respingo y me llevé la mano a la boca, no sé si para negar la evidencia o para evitar otro exabrupto semejante.
Esto cualquier día revienta. Yo aviso.
1 comentario:
jajaja... no me lo puedo creer, jajaja... la niña del exorcista
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