lunes, 28 de enero de 2013

DISTANCIA

Nunca he sido yo de ponerme reivindicativa en público pero últimamente lo que más me revuelve por dentro es la percepción de que en nuestro país se está abriendo una grieta bien gorda entre los que tienen dinero y los que no lo tienen. Toma análisis sociológico profundo.

Y no estoy hablando sólo de cuestiones pecuniarias.Me refiero más bien a una distancia en la percepción de la realidad, en el entendimiento mutuo, hablo de una falta preocupante de empatía.

Hoy estaba tomándome mi cafecito de máquina antes de entrar a trabajar en la sala que compartimos  los empleados de la empresa cuando una chica vestida de marca de la cabeza a los pies, con peinado de peluquería, bronceado de máquina y manicura de diseño hizo unos cuantos comentarios despectivo sobre lo sucio que está el aeropuerto.

Efectivamente el aeropuerto está que da asco porque la empresa de los servicios de limpieza  quiere echar a un nutrido número de trabajadores y éstos han decidido ponerse en huelga. Los muy guarros- fue lo único que le faltó apostillar a la señorita en cuestión y a su corrito de amigos que hablan con eses sonoras.

Yo he visto pasar por delante de mis narices a señoras de 50 años gritando consignas para defender sus derechos y lo primero que he sentido es tristeza. Porque seguro que llevan años limpiando el aeropuerto para llevar dinero a sus casas y porque me imagino lo difícil que será para ellas empezar de nuevo. Puedo intuir su angustia y su rabia. Qué quieres que te diga, las entiendo. Y ni por un momento pienso cosas como las que he tenido que escuchar; - qué cerdos, es que manchan a propósito para fastidiar. - Me parece increíble, vaya imagen que estamos dando.

Pues sí, vaya imagen...

Me quedé con las ganas de saber qué harían ellas en su lugar. Va a ser que ni se acercan a imaginarse en su lugar. Lo dicho. Demasiada distancia.

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