jueves, 17 de diciembre de 2009

:)

No sé qué me pasa últimamente que me da por reirme sola. Empieza con una sonrisilla de medio lado y termina en carcajada con lagrimeo incluido. Y es que mi vida me hace gracia; me resulto simpática, que queréis que os diga... parece mentira que viviendo en una aldea de montaña, sola, trabajando en un trabajo sin trabajo, con una vida social prácticamente nula y casi sin 'actividades extraescolares'...me lo pase tan bien.
Son las vicisitudes de una vida pausada las que me tienen contenta. Ayer por la noche la televisión dejó de emitir, yo ya había cumplido el plan de trabajo que me había propuesto y la luz amenazaba con irse. Así que decidí meterme en la cama con un libro (a falta de pan...) y despedir el día a una hora indecentemente temprana. En mi piso hace frío, así que todas las noches Leo (mi gato) asiste obnubilado al 'show de la cebolla', en el que yo procedo a quitarme todas las capas de ropa del día y ponerme todas las capas de ropa de la noche. Tengo que confesar que hace tres días que no me ducho (entiéndase 'ducha' por desnudarse completamente y meterse debajo de la alcachofa un buen rato), ¡YO! que antes salgo a la calle desnuda que con el pelo sucio...pero es que el calentador de agua no puede con estas temperaturas y sinceramente...yo tampoco. Esto se llama adaptación al medio. Huelo a aldea, jeje.
La cuestión es que a las 12 de la noche me despierta un repiqueteo. Tardo en reaccionar, enciendo la luz...y una gota de agua me golpea la cabeza. Elevo la vista al techo y descubro un entramado de humedades goteando agua. No reacciono. Hace demasiado frío para moverse así que no se me ocurre nada más práctico que quedarme en la cama, taparme con las mantas y...llamar a mamá para lloriquear un poco. Pero mamá no coge el teléfono. Llamo al ambiguo, que no es mamá pero casi. Empiezo quejándome de mi desgracia y acabo riéndome a carcajadas porque él tiene la facultad de convertir las desventuras en aventuras . Ya con más ánimos yo, mis capas de ropa y las mantas (pelín húmedas), nos trasladamos al salón.
Me siento en el sofá con un par de magdalenas de castaña, un vasito de leche, enciendo la tele y me sonrío. Porque en el último mes me ha pasado de todo (y cuando digo de todo quiero decir DE TODO) y nada de ese TODO ha sido tan grave como para que no me pueda sonreir. Y reir...y llorar de la risa...:) :) :) :) :) :D ;D......
Me lo paso pipa :P

6 comentarios:

Unknown dijo...

Pues tú di que sí guapísima. Lo de la ducha me ha sonado tremendamente familiar. Que mal llevo que los calentadores no estén pensado para escalfar a la gente.

A ver que haces con las goterillas, que son bastante jodidillas!!

Besos,

Nat dijo...

A mi me caes requete bien, pero eso ya lo sabes, no?
Me he reído mucho con tu relato, anímate de una vez y escribe un libro Maru!!
Muchos besos

Unknown dijo...

Un sabio dijo: la riqueza de un humano se mide x la cantidad y calidad de los amigos q tiene.Gracias por ser parte de mi fortuna. Feliz Año 2010

O. dijo...

No es una novela histórica. No es un thriller. No es lo que parece. El fotógrafo: opalazon.blogspot.com

Feliz Año Nuevo

´´Saray´´ dijo...

Pues a mi me parece estupendo que te rías tú sola ¡me da sana envidia! jeje y aunque lo diga porque claro no lo estoy viviendo eso de residir en un pueblecito de montaña suena súper idílico.
Magdalenas de castaña ¡qué bien suena! ¿las haces tú? las he visto de muchos tipos pero la verdad nunca había oído que existiesen las de castañas.
Me ha gustado mucho tu blog; otro día me paso. Un saludo y féliz 2.010.

Anónimo dijo...

a veses uno tiene q tener fortalezas el cual te las da nuestro dios pidele mucho y consentrate se fuerte q no tienes ese frio terrible si no normal ,pero con fortaleza y pon tu mente en otras cosas q dios te ilumine al leer este mensaje