sábado, 18 de octubre de 2008

YO, RESPETO

Me gusta el arte en todas sus formas. Me gusta la música, el cine, la escritura, la pintura, la cocina, la fotografía... Me gusta que haya artistas en el mundo que me hagan disfrutar.

Ayer fui con mis compañeros a un concierto de Jazz. Resultó ser en un casal independentista con ambiente predecible (mucho 'pantalón cagado', rastas y demás). Mi grupo estaba formado por una eslovena, dos danesas, una eslovaca y yo, vestidas para la ocasión. Bueno, vestidas para otra ocasión porque en el cutre-local (con mucho encanto, eso sí) desentonábamos un poquito, pero éramos 'extranjeras', supongo que se nos perdonó el desliz.

La banda estaba formada por dos chicos, uno que tocaba instrumentos de viento y otro que tocaba la batería. No soy crítica músical, ni experta en jazz, ni entendida en la materia...pero yo diría que eran malos. No sonaban bien. Y verlos me daba ganas de reir. Improvisaban tanto que creo que se olvidaban el uno del otro. Y el ambiente también me daba ganas de reir. Todo el mundo tan serio, con miradas profundas y acompañando el ¿ritmo? con el cuerpo... los que se iban (porque se fue mucha gente) ponían cara de 'no me estoy yendo porque no me guste o no entienda su arte es porque tengo que hacer algo urgente y me apena enormemente tener que ausentarme)

El momento más surrealista llegó cuando el batería se puso a hacer ruiditos (que quiero creer que al menos él podía oir porque a Dios pongo por testigo que yo no oía absolutamente nada y estaba en primera fila) presionando uno de los tambores con la base de una baqueta, como si estuviera intentando dibujar un punto en un papel. Así durante minutos, concentrado en su punto imaginario, mientras el del saxofón lo observaba con cara de orgullo. Yo aguantándome las ganas de reir , arrugando el ceño para frenar la carcajada, buscando en el fondo de mi cerebro recursos que me hicieran entender su arte. Nada. Imposible. No lo entiendo.

Por suerte mis compañeras tampoco entendían nada y poco a poco las miradas cómplices de '¿esto de qué va?' se fueron sucediendo. Con un breve gesto de cabeza, tomé el mando y encabecé la retirada aprovechando que el batería estaba en pleno éxtasis arrojando todo tipo de objetos a la batería, al suelo, a las paredes....y espérate tú que no acabara haciendo percusión con las cabezas del público asistente.

Ya fuera y a una disancia prudente nos miramos, nos sonreimos y nos reimos, mucho, a carcajadas.


Al final lo pasamos bien. Igual era esa la intención de los artistas. Conseguir deomostrar la belleza del silencio....igual eran payasos camuflados de músicos serios....vaya usted a saber, los misteriosos caminos del arte....

BESOS, ARTISTAS.

2 comentarios:

Jabolka dijo...

jajajajjaja... pa'haberlo visto!!!! No se te ocurrió grabarlo como hiciste con tu loca compi de residencia eslovena??

mxg dijo...

Dicen a veces es que los únicos que disfrutan un concierto de Jazz son los musicos mismos, y otras veces ni esto.