viernes, 5 de junio de 2009

AÑO 3 d.R.


Hoy tengo muchas ganas de escribir, tal vez porque no he hablado con nadie en todo el día o porque me parece la excusa menos mala para dejar de estudiar por un rato.

El caso es que de un tiempo a esta parte ya no cuento muchas de las cosas que querría contar. Y no es sólo que no las cuente, es que hay veces que me niego el haberlas pensado. Es como si quisiera dejar de ser yo.

En mi vida hay un antes y un después. Fue un (gran) desengaño amoroso como podía haber sido calquier otra cosa. El dolor ya pasó pero mucho me temo que los efectos a largo plazo estén empezando a cristalizarse ahora, unos cuantos años después.

Siempre había oido hablar a las víctimas de traiciones de las corazas que se autoimponían como medida de defensa para no volver a sufrir. Ridículo, pensaba yo. Ridículo y cobarde. No me gusta cerrar puertas y mucho menos dejar de abrirlas.

Pero haciendo repaso del último año de mi vida parece que algo no funciona. Por lo menos no funciona como debería funcionar teniendo en cuenta quién soy yo. O quién era yo a.R.

Hablamos de amor. Me puede la desidia en mi vida sentimental; ni la tengo, ni la busco, ni la favorezco. Y ese no es mi estilo. Siempre había pensado que esas cosas llegan sin avisar, que no se planean, que todo surge en un momento mágico de conexión cósmica. Pero ahora me doy cuenta que hace falta predisposición. Es cuestión de actitud. Y a mí me falta. El amor no es algo sin importancia y su ausencia tampoco lo es, por mucho que quiera convencerme de que sí.

No sé si es miedo, coraza, desconfianza o qué. Pero hay algo que me está frenando y quiero obligarme a pensar en ello. Por eso lo escribo. No sentir amor no me hace más fuerte, no me hace más libre, no me hace más feliz. Ya no.

3 comentarios:

jabolka dijo...

Qué hacemos maru? Yo creo que ya no me acuerdo de lo que es enamorarase... :(

Nat dijo...

hagamos una fiesta?
o un club?
El club de las chicas estilosas de corazón roto... o algo así
yo ya ni pienso en las razones... lo único que tengo claro es que una amargada no seré, y como ustedes tampoco, les propongo que nos juntemos este finde a un lindo local y bebamos hasta llorar, pero de la risa... qué opinan?

Lucía dijo...

hace falta predisposicion??? yo creo que no, si te predispones te frustras, las cosas vienen y ya!
Un besote