miércoles, 1 de abril de 2009

COPENHAGUE ESTÁ TRISTE...¿QUÉ TENDRÁ COPENHAGUE?

La reina-sirena
Habitaba una vez en el Reino del Cielo Gris una reina-sirena que no sabía sonreir. Pasaba sus tardes ociosas mirando al mar y preguntándose la razón de su tristeza. Era joven y bella. Poseía una voz melodiosa y un aroma fresco que encandilaban a sus súbditos. Pero su ánimo igual de gris que el cielo de su reino no le permitía disfrutar de sus virtudes. Lo que ella no sabía es que de su severo padre, coronel de un ejército sin guerras, había heredado la mala costumbre de vivir de la añoranza.
El padre coronel


De recordar con pena lo que ya no está y echar de menos lo que no ha llegado. Sus dulces facciones envejecían con cada pensamiento lánguido y su desesperanza en el amor espantaba a cualquier pretendiente.

Un día se presentó ante la reina-sirena un apuesto soldado dispuesto a luchar. -No hay nada que puedas hacer aquí, vivimos tiempos de paz- le dijo ella sintiendo de repente melancolía de gestas pasadas. -Algo habrá por lo que pueda batallar- contestó él sin darse por vencido -algún terreno que conquistar.
El soldado buscador de la felicidad

La reina-sirena meditó unos instantes y decidió encomendarle una tarea al soldado voluntarioso: -¿podrías conquistarme la felicidad?- El soldado abrió los ojos con asombro. No parecía fácil la encomienda pero necesitaba el trabajo como el respirar y aceptó con una sonrisa. Él era feliz, así que sólo tenía que descubrir las cosas que le hacían feliz y conseguírselas a su recién estrenada reina.

Pensó en su hogar, un precioso molino rojo en un prado verde donde vivió una infancia feliz con holor a harina y a hierba recién cortada.

El molino hogar

Llevó hasta allí a su sirena convencido de que sentiría enseguida el calor de la felicidad en su corazón. Pero la reina sólo sintió añoranza de su lujoso palacio.


El palacio

Pensó entonces el soldado en su adorada mujer-ángel que derrochaba cariño y que con su sola presencia espantaba todos los miedos y tristezas. Buscaría un compañero para la reina, un ser amado que le hiciera olvidar las angustias que inundaban su vida.
La amada mujer-ángel

Le presentó a un joven virtuoso, de belleza incomparable y nobles maneras, digno de una dama de su rango. Pero a pesar de que él cayó rendido ante sus encantos ella no podía más que pensar que algún día él la traicionaría. No sabía amar y eso la sumió más aún en su tristeza.

El joven virtuoso

Pensó entonces en la iglesia donde a él le gustaba pasar ratos de soledad. Disfrutar del silencio. Ordenar sus pensamientos. Perdonar sus errores, deshacerse de sus malos sentimientos y reconciliarse con el mundo.

La iglesia redentora

Pero así como ella puso un pie en la iglesia, eran tantos sus pensamientos negativos que el edificio se desintegró convirtiéndose sólo en el reflejo de lo que había sido.

Su reflejo

El soldado se sintió desanimado, ya no sabía qué más ofrecer a la reina para hacerla feliz, nada parecía satisfacerla y su desencanto empezaba a contagiarlo. Paseó por sus dominios, decidió que nada podía hacer y puso rumbo a su tierra.

La sirena lo vio desde la ventana y se sintió liberada. Le agotaba ver su expresión de decepción tras cada intento fallido. Lo vio alejarse por el camino con paso alegre y expresión serena. Lo vio alejarse.....y se sintió FELIZ.

El camino por el que se alejó el buscador de la felicidad

4 comentarios:

Eva dijo...

... no sé si me gusta la moraleja de este cuento, me parece que me cae mal esta reina.

Pero el cuento me encanta... :-)

Anónimo dijo...

Jo, ni siquiera le dio las gracias al soldado... la princesa habra encontrado la felicidad, pero el que no sepa dar las gracias, no esta bien:(
Bonitas fotos:)
xxx
Marga

Pilar dijo...

jajaja
que bueno! No se si decirte que les presentes la idea a los de la oficina de turismo de Copenhague...porque igual en vez de atraer turistas, los espantaban!!! jijiji

Rocio dijo...

Siempre me han gustado los cuentos, las historias en general. Paso muchas horas en mi vida mirando fotos de todo tipo, asi aunque jamas he viajado he ido conociendo ciudades, obras de arte, animales y personas que de otra forma quizas nunca hubiera visto o conocido. Cuando ambas cosas se unen historias e imagenes, a mi se me desarma, se me gana...asi pues me acabas de convertir en una fiel seguidora.
Hermosa historia, hermosas fotos...
Sigue escribiendo.

Un saludo mediterraneo