No me gusta decepcionar a la gente que me importa pero me gusta aún menos decepcionarme a mí misma. La sensación de saber que algo no lo he hecho bien y sobre todo la de saber que podría haberlo hecho mejor son cualquier cosa menos placenteras. Duelen en el amor propio que tanto me cuesta cultivar. No me valen las excusas de ida y vuelta que rebotan contra el muro de remordimientos. Me lo tengo merecido. Combino los papeles de juez y juzgado en un sólo cuerpo y con la sentencia de culpable encima de la mesa no me queda más remedio que sentirme mal por tener que reprobarme y volver a sentirme mal por recibir la reprimenda.
Ya tengo mi castigo. La próxima vez lo haré mejor.
5 comentarios:
También puedes ser un tribunal popular y declararte inocente :-)
A mí tampoco me gusta nada de nada decepcionar.
bueno mujer, hay que ser un poco tolerante con los demás y consigo misma, seguro que no es tan grave la cosa.
BICOS
eh, eh, eh... qué ha pasado???????
Definitivamente, me he perdido algo,pero a no ser que hayas matado a alguien, no te mereces ese trato... y menos de ti misma.
xxx
Marga
me no entender pero tu tener mi apoyo :))))
Publicar un comentario